EDITORIAL: Menos por más

Que nos asola una crisis de dimensiones hasta ahora desconocidas ya nadie lo pone en duda, y que esta situación se ha asumido y no queda otra que tirar para adelante −a pesar de nuestros políticos− también es una realidad. Sin embargo, lo realmente lamentable es que se esté utilizando esta crisis para recortar en materias que son esenciales para mantener y asegurar la Sociedad del Bienestar, cono la sanidad, la educación o muchos otros servicios que deterioran la calidad de vida de los ciudadanos.


No nos vayamos muy lejos. En el mismo Tetuán ya hemos publicado cómo en estos momentos hay 1.342 farolas menos en nuestras calles. Es el tercer distrito de Madrid en el que mayor número de farolas se han retirado, porque el Ayuntamiento alega un ahorro económico y de energía, pero del aumento de la inseguridad ni se preocupa. Muchas calles están ahora sumidas en la oscuridad, con el riesgo que esto comporta. Más le valdría al Consistorio recortar de otros servicios que no sean tan necesarios para los ciudadanos.


Asimismo, se ha efectuado otro recorte importante en las líneas 44 y 49 de autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). En este caso, la supresión de parte de estos vehículos se justifica por el descenso en el número de viajeros, un hecho que es más que normal si tenemos en cuenta que el precio de los billetes y de los abonos transporte no para de subir, mientras que el servicio no deja de mermar. Así es entendible que los ciudadanos prefieran utilizar otros medios para ir de un lugar a otro, preferiblemente el coche en detrimento de un transporte que cada día es menos público.


Y qué decir de la sanidad. No se pierdan el artículo que ofrecemos en la página seis de este mismo número. Es una experiencia real, vivida hace un mes escaso en uno de los principales hospitales de Madrid; no nos hemos inventado nada. Es vergonzoso que hayamos tenido que llegar a estos extremos tercermundistas, donde algunos de los derechos más importantes de cualquier persona se están resintiendo.


No queremos ser alarmistas ni mucho menos, tan solo contar una realidad que se está produciendo en nuestro entorno, que es palpable y que está repercutiendo negativamente en la calidad de vida de los vecinos. Sí, estamos en crisis, una crisis de la que nuestros políticos son incapaces de sacarnos, porque suben el IVA en vez de bajarlo para fomentar el consumo; suben impuestos; recortan servicios; ponen en marcha leyes inútiles e ineficaces para crear empleo, porque hay 1.000 trabas para la contratación... En definitiva, están en otra esfera que nada tiene que ver con las necesidades del ciudadano de a pie. Nos están dando menos por más, aunque tenemos lo que nos merecemos. Lástima que el 15-M se haya quedado en agua de borrajas y hoy se haya instalado el conformismo y la indiferencia entre los ciudadanos, que ya ni siquiera reaccionamos ante tan mala gestión, que se lleva por delante nuestros derechos y servicios.


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