EDITORIAL: Los árboles y el bosque

En los últimos días ya se están encargando muchos medios de comunicación −todos ellos de inconfundible tendencia cercana y afín al Gobierno─ de dar noticias positivas respecto a que España ya ha salido de la recesión y estamos en el camino de la recuperación económica: después de cinco años tan duros y difíciles como los que estamos viviendo, lo que percibe el ciudadano es que la crisis sigue. La mayoría no entiende de términos económicos de IPC, inflación, PIB... pero sí entiende que van al banco y no hay crédito; que hay empresas de mucho renombre que siguen cerrando o reduciendo drásticamente sus plantillas, o que los servicios básicos que se han de prestar a la ciudadanía van mermando en materia de educación, sanidad o limpieza.


Precisamente, y en relación con la limpieza, no parece que se avecinen tiempos muy “limpios” para la ciudad de Madrid. Los servicios de limpieza municipales amenazan con iniciar una huelga en los primeros días de este mes de noviembre, debido al despido de 1.400 trabajadores, a que quieren rebajarles el tiempo de descanso reglamentario de media hora a tan solo 15 minutos, y, lo que es peor aún, a que pretenden rebajarles el sueldo trabajando el mismo horario o más. Ante una realidad así, a los vecinos les da igual si hemos salido de la recesión o no; lo que van a percibir es que los malos olores y las basuras se acumulan por las calles.


En nuestra redacción ya estamos recibiendo quejas de personas que insisten en la falta de limpieza que ya se está percibiendo en algunas zonas de Tetuán. Lo cierto es que en algunas partes del distrito se han ido quitando contenedores de plástico y de cartón; la recogida no se hace puntualmente y muchos de ellos rebosan de residuos y son objeto de saqueamientos, y parece que lo que se avecina podría acabar por empeorar el aspecto de Tetuán, en particular, y de todo Madrid, en general.
Si ya hay que ir casi a oscuras por muchas calles del distrito, debido a que se han quitado un gran número de farolas, y ahora va a haber que soportar la acumulación de suciedad, que no nos hablen del fin de la recesión; al vecino lo que le interesa es su entorno, aquel en el que ha de vivir y moverse cada día, y si en este espacio carece de los servicios necesarios −que todos pagamos religiosamente a través de los impuestos, sin rechistar− algo o alguien está fallando en esta ya desconocida “Sociedad del Bienestar”.


Dice nuestra alcaldesa, Ana Botella, que ella ve limpia la ciudad. Seguro que por las zonas que ella se mueve ya se han encargado los servicios municipales de que no haya un átomo de suciedad y que incluso no vea ni un solo mendigo −cada día hay más por nuestras calles−. Ella, al igual que la mayoría de nuestros políticos, viven en otra dimensión, aquella en la que ya se ha acabado la recesión. Si bajasen a la “tierra” la verían cada vez más sucia, escasamente iluminada, con mayores diferencias entre clases sociales, haciendo malabarismos para llegar a fin de mes... quizá a nuestros “representantes” los árboles de la recesión no les dejan ver el bosque de la gran crisis.


  Votar:  
Resultado:0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos
  0 votos

Deje un comentario

Para dejar su comentario identifíquese o regístrese.