“Ser una óptica de barrio, familiar y muy profesional, ése es nuestro secreto”

Juan Carlos Mora, director comercial de Óptica Roma, empresa madrileña que celebra su 50º aniversario

No debe haber un vecino en Madrid que no conozca Óptica Roma. Hace 50 años, esta empresa familiar que alcanza tres generaciones abrió su primera óptica en la plaza de Manuel Becerra (antes plaza de Roma, de ahí su nombre) y tras ella han venido seis más ─la segunda fue la de Bravo Murillo─, repartidas estratégicamente por la ciudad.

Conscientes de sus bondades y sus limitaciones, esta óptica castiza que empezó siendo una ortopedia y ahora no sólo trabaja con la salud de la vista y el oído, sino que es una referencia en el campo de la observación de aves, tiene en plantilla a 50 empleados, de los cuales 38 son optometristas.

Siempre han tenido claro que para seguir ofreciendo a sus clientes el mismo buen servicio debían quedarse en la capital, dominando las distancias cortas e invirtiendo fuertemente en publicidad. Óptica Roma es el ejemplo de un negocio de barrio que se ha hecho grande gracias a la unión de la familia.

Tetuán 30 días: ¿Qué ha pasado desde que su abuelo abriera aquella ortopedia?
Juan Carlos Mora: Después de mi abuelo vinieron mis padres, ópticos los dos y quienes han hecho de la empresa lo que es hoy: siete establecimientos que cubren los cuatro ejes de Madrid y la ampliación de nuestros servicios a la audiometría, la fotografía, la observación terrestre y la astronomía.

T30d: ¿Cómo describiría la figura de su padre y qué papel ha jugado su madre en el éxito empresarial?
JCM: A mi padre siempre se le ha dado bien la administración, los negocios en general, y mi madre está hecha para la atención al público, le encanta el trato con el cliente, lo lleva dentro; así que han formado un tándem perfecto.

T30d: Ahora es usted quien ha tomado el relevo de su padre y está al frente de Óptica Roma.
JCM: Sí, de alguna forma. Yo soy el director comercial y de marketing, pero los cuatro hermanos formamos parte de la empresa.

T30d: ¿Cree que sus clientes aprecian que el suyo sea un negocio familiar?
JCM: Por supuesto. Por eso no añoramos salir de Madrid: expandir el negocio conllevaría, entre otras cosas, que yo ya no podría visitar todas las ópticas cada semana y acabaríamos perdiendo la cercanía y la confianza que valora nuestro público.

T30d: Cada una de las tiendas está especializada en un área y se adapta, de alguna forma, al barrio en el que se emplaza. ¿Qué tiene de especial la de Bravo Murillo?
JCM: La óptica de Bravo Murillo es la preferida de mi padre. Fue la segunda que abrió y eso supone un paso muy difícil en un negocio: de la quinta a la sexta no es tan complicado, pero la apertura de la segunda es una decisión con mucho riesgo. Por otra parte, creo que hemos sabido acomodarnos a las dos zonas de Tetuán que separa esta calle, con sus perfiles diversos.

T30d: Si hay un elemento que no ha cambiado en los últimos 20 años en la portada de nuestro periódico es el anuncio de Óptica Roma. ¿Qué ha supuesto para ustedes la publicidad y cómo valora la relación entre el comercio y la prensa local?
JCM: Nosotros hemos hecho una apuesta fuerte por la publicidad, desde medios generalistas hasta periódicos de barrio, pero sabiendo que es una inversión a largo plazo. Óptica Roma es un negocio muy local que quiere estar donde está la gente y en eso los medios de proximidad, y sobre todo los que aún se hacen en papel, realizan una labor muy importante.

T30d: ¿Qué ha hecho posible la buena trayectoria de su empresa y qué consejos le daría a alguien que comienza?
JCM: A quien quiera emprender le diría que tenga paciencia y que cuente con un colchón de dinero, porque los negocios suelen tardar bastante tiempo en ser rentables. En nuestro caso, los resultados son positivos porque hemos tenido muy claro lo que somos: una óptica de barrio y familiar que trabaja de forma muy profesional. Pero, por encima de todo, hemos llegado hasta aquí gracias a la unión de nuestra familia.

Cristina Sánchez