Almenara: rastreando el Arte en La Ventilla

Rutas turísticas por los barrios de Tetuán (II)

El barrio más al norte de Tetuán es el que más cambios ha experimentado en las últimas décadas. También el que con mayor desventaja partía en cuanto a infraestructuras y equipamientos. Algo que se ha intentado corregir con la construcción de varios edificios municipales, relevantes sobre todo por los servicios que ofrecen al vecindario, pero en los que también se puede apreciar una huella artística.


La Plaza de Castilla –el trozo que pertenece al distrito– es sin duda el polo turístico del barrio de Almenara. La glorieta se culminó –es un decir– en 2009 con la columna de Santiago Calatrava, la primera obra del arquitecto en Madrid. El ingenio mide 93 metros y consta de un cilindro metálico, al que se anclan 493 lamas de bronce que recubren el fuste. Inspirada en la columna infinita de Brancusi, la obra simula un movimiento helicoidal ascendente, pero sólo unos pocos elegidos pudieron verlo: tres meses después de su estreno dejó de funcionar y en 2012 el Ayuntamiento informó de que los costes de conservación, mantenimiento y limpieza –unos 150.000 euros anuales– eran inasumibles.


La obra está enmarcada por la denominada Puerta de Europa, las famosas Torres Kío, la primera de las cuales se asienta en Almenara. Se inauguraron en 1996, y constituyeron en su día los primeros rascacielos inclinados del mundo. Su altura es de 115 metros y su inclinación, de 15° respecto a la vertical. Philip Johnson y John Burgee fueron los arquitectos del proyecto.


Sin salirnos de la plaza podemos echar un vistazo a la Torre Castilla, último edificio de la calle de Bravo Murillo –número 377–. Construida en 1979 por una cooperativa de jueces, sus 24 plantas simularon durante años ser la cumbre de la ciudad, debido a su situación elevada.

Un bronce de Pablo Serrano

Adentrándonos en La Ventilla encontramos un tesoro en forma de escultura: la estatua de San Francisco Javier, obra de Pablo Serrano. Un expresionista volumen en bronce, donde el protagonista surge de la materia geometrizada, de manera similar a la obra que el autor dedicó a Indalecio Prieto y que hoy flanquea los Nuevos Ministerios.


En 1969 la Compañía de Jesús erigió un conjunto religioso y educativo entre las calles de Magnolias y Mártires de la Ventilla. Un proyecto encargado a Rodolfo García-Pablos y que integra la Escuela del Padre Piquer y la anexa iglesia de San Francisco Javier –que, “a la escala del lugar, es como una reproducción de la Iglesia de los Sagrados Corazones”, explica José María Carrascal en “El Noroeste de Madrid. Tetuán”–. Junto a ésta dejó una plaza pública en la que se instaló la citada escultura, que representa al patrón de la parroquia.


En el límite septentrional del distrito se encuentra otra talla interesante, según la nómina de la web monumentadrid.es. Se trata del Sagrado Corazón de Jesús, una escultura completa en piedra arenisca, situada en el jardín de la residencia geriátrica de Jesús Nazareno y de los Dolores –Magnolias, 105–. Tanto el edificio como la obra –hoy gravemente dañada, debido al frágil material empleado–, datan de los años 30 del siglo pasado.


Volviendo sobre nuestros pasos, encontramos algunos ejemplos de la “infraestructurización” que el barrio ha llevado a cabo en la última década. Comenzando por el polideportivo Antonio Díaz Miguel –Padre Rubio, 65–, una vanguardista mole cúbica de 8.400 metros cuadrados, inaugurada en 2008.


Cruzando la avenida de Asturias, y casi oculto entre urbanizaciones del Ivima, se halla el centro cultural Eduardo Úrculo –Plaza Donoso, 5–, estrenado en 2009 como “el mejor centro cultural de la capital”. Integra el auditorio Joaquín Rodrigo y la biblioteca María Zayas, además de ser sede de talleres y exposiciones. En su patio de entrada se ha instalado de modo permanente la notable escultura de José Luis Menéndez “Desesperado”, realizada en acero cortén y con más de tres metros de altura. Arquitectónicamente, el edificio es “el resultado del ensamblaje de tres volúmenes opacos o transparentes, acoplados a la topografía de la parcela”, explica Carrascal. Su autor, el arquitecto municipal Cleto Barreiro, firma otras obras en Madrid, entre ellas la remodelación de la Casa de Baños de Tetuán.


Y acabamos la ruta en la Junta Municipal –Bravo Murillo, 357–, una construcción de líneas neoclásicas que data de 1934, cuando se construyó como Casa Consistorial de Chamartín de la Rosa. Es obra de José María Plaja Tobía. Tras múltiples reformas menores, en 2009 se decidió su ampliación por la parte posterior, donde se erige una fachada acristalada de un estilo muy diferente del principal, con el que conecta a través de un patio ajardinado. Junto a este espacio se habilitaron dos salas de exposiciones, que homenajean a los artistas Pablo Serrano y Juana Francés.


Claro que si la visita es dominical resultará ineludible acercarse hasta el Rastrillo de la avenida de Asturias, antiguo de Marqués de Viana, y una de las manifestaciones más representativas del Tetuán castizo. Mucho “Arte” también en su recorrido.

David Álvarez de la Morena



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