PLANETA TETUÁN: Francia, entre croissants, fromage, ostras y champagne

Nuestros vecinos tienen su hueco en el barrio

Laura Conde

 

Lo primero que hace cualquier francés, y muchos españoles, nada más levantarse, es ir a por el pan. En Francia se toman muy en serio la elaboración de este producto de primera necesidad. La legislación allí es mucho más exigente que la española, respecto a la denominación de este tipo de negocio. Por ejemplo, si no se elaboran los productos en el establecimiento, no se puede llamar panadería o pastelería. Requisito que no es indispensable en España. Por eso, la panadería Bonjour, que está en Francos Rodríguez, 42, tiene algo diferente: lo producen todo ellos mismos. Los dos socios y amigos, Laurent (panadero) y Romain (pastelero), relatan su quehacer diario en Bonjour: “Queríamos importar la tradición francesa, que considera a la panadería como una institución del barrio. La gente, todavía, no compra el pan por internet (bromean). La harina que usamos la traemos desde un pueblecito pegado al nuestro, Yvre L’Eveque, que tiene un molino de 1908”.
Ambos socios continúan asegurando que “nuestro pan se hornea a diario, lo que le confiere una corteza crujiente, pero no dura. Tenemos panes de todo tipo: de centeno, de harina integral, de cereales, de pasas, de chocolate blanco, con semillas de sésamo, de amapola o de pipas, de curry con queso... incluso los hacemos sin sal por encargo. Además, hacemos tartas de frutas de temporada (albaricoque, fresas, higos…), y quiches (de alcachofa y bacon, de puerros...). Y por supuesto dulces como: croissants, ‘La Galette de Rois’ o pastel de reyes, palmeras, merengues, flanes... Horneamos todo el día ajustándonos a la demanda, para que el producto esté fresco cuando lo compras. No es lo mismo comprar un croissant recién horneado, que horneado hace varias horas”.

 

PRODUCTOS 100% FRANCESES

En el Mercado de Maravillas, en el puesto 209, está la Tasca de Artagnan. Atienden Christophe y Raquel, que venden productos naturales franceses: “Todo el género es de la Gascuña francesa. Tenemos quesos, confitures (mermeladas), conservas, vinos, champagne y café. Del pato o canard vendemos casi todo: cassoulet, micuit, foie-gras, confit, rillete, paté... Además tenemos más de 60 confitures distintas: de naranja al whisky, de mango y papaya, de kiwi, de limón, de sandía, de manzana con vainilla, de grosella negra, de pera con caramelo... También hemos querido traer quesos que la gente no conozca en España, pero que su sabor se parezca a los que conocen. Y que además aguanten temperaturas más altas de cara al verano. Y los famosos vinos de Bourdeux (directamente traídos del almacén), las cidres (sidras) naturales hechas a mano y el champagne ‘Sanger’, que es una marca con cultivo, producción y escuela de enología propias. No nos consideramos una tienda de productos gourmet, porque para nosotros los que son gourmet son los clientes. Además, tenemos unos precios asequibles para que todo el mundo pueda disfrutar estas delicias, sin importar su poder adquisitivo. De octubre a diciembre volveremos a tener ostras”.
Otro negocio francés del barrio es el supermercado ecológico Bio C Bon, que se sitúa en el número 27 de la calle de Orense, y fue el tercero que hubo en Madrid. Raquel Herzog, directora de Bio C Bon España, expone la filosofía de la marca: “La idea es apostar por una alimentación saludable y un trato cercano con el cliente. En nuestras tiendas puedes encontrar cualquier producto, desde alimentos básicos (frutas, verduras, carnes, pescados) hasta productos para el bebé o suplementos alimenticios, aconsejados por naturópatas especialistas. Una familia puede hacer aquí toda su compra semanal. Por ejemplo, todo nuestro género de origen animal proviene de granjas ecológicas, donde se alimentan libremente de pasto y no se le añade ningún aditivo. Eso marca una diferencia, no sólo en el sabor y en la salud, sino también en el respeto animal y el cuidado medioambiental. Muchas compras se hacen a nivel local con productores y proveedores nacionales, pero hay cosas que importamos de Francia porque nos aportan valor, como el vino o el queso. Otro de nuestros objetivos es generar comunidad, estrechar lazos entre clientes y empleados. Hacemos muchas actividades formativas sobre hábitos saludables y alimentación sana”.
Terminamos el viaje culinario en el Beaucoup!, un restaurante de cocina fusión francesa y española, ubicado al otro lado de La Castellana, en la calle del Doctor Fleming, 54. Phillipe, uno de los fundadores, presenta la carta: “Llevamos seis años y medio en el barrio, y cada vez tenemos más cosas francesas. Yo soy del suroeste de Francia, de las Landas. Ofrecemos una mezcla perfecta entre mar y montaña, y entre tradición e innovación. Nuestros grandes clásicos franceses son: el micuit y foie-gras fresco de canard (pato), rillete de oca, las ostras de Oléron, los escargots de Bourgogne o los mejillones de roca de Normandía. También tenemos adaptaciones, como el rabo de toro relleno de foie. Y platos españoles como zamburiñas, tostas de berberechos... De lunes a viernes, a mediodía, el menú es menos sofisticado que el de los fines de semana, en los que nos esmeramos en las especialidades de cocina francesa. Hay gente que, entre semana, cena con una degustación de quesos, o se toma un aperitivo de ostras con unas copas de champagne o de Chardonnay. Y de postre no puede faltar un fondant au chocolat o una tarte Tatín. Por último, decir que hacemos pot au feu por encargo”.
Y con este antojo de auténticos croissants, de fromages eco, confit de canard o de unas ostras con champagne... regresamos de nuestro ‘Planeta Tetuán’ hasta el próximo mes. ¿A qué parte del globo nos trasladaremos?



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