Carta abierta a los vecinos de Tetuán

Montserrat Galcerán Huguet
Concejala-presidenta de la Junta del Distrito de Tetuán

Los responsables del PP en Madrid, así como sus medios afines, han destacado últimamente la noticia de que la concejala de la Junta del Distrito de Tetuán trata de “batasunizar” los Plenos. Usan como prueba lo ocurrido en el último Pleno, cuando una vecina se dirigió indignada a los escaños ocupados por los vocales vecinos de dicho partido para increparles. Fue un momento de tensión, que se resolvió con la intervención del vocal portavoz de Ahora Madrid, quien acompañó a la vecina fuera de la sala.
Los representantes populares alegan indefensión, porque la intervención de la concejala se limitó a intentar mantener la calma: si hubiera hecho lo que ellos demandan, o sea suspender el Pleno y posiblemente llamar a la Policía, el incidente habría sido previsiblemente mayor. Una medida de prudencia que evitó males mayores. El citado portavoz del PP había utilizado los nombres de niños asesinados por ETA, como arma política contra la actual corporación. Entiendo que el terrorismo y el asesinato no deben ser utilizados como arma política, contra un partido democrático que condena radicalmente la violencia.
Pero queda todavía una pregunta: ¿quién era la vecina que se dirigió a ellos? Era ésta una persona que ha sido objeto de una expropiación cuestionable, realizada en los últimos meses de legislatura por parte de la corporación del PP, en cuyo partido ostentaban ya su cargo los mencionados vocales vecinos. Se trata de la expropiación del número 29 de Ofelia Nieto. Este inmueble fue objeto de un litigio con el Ayuntamiento de Madrid, que duró varios años; finalmente, en marzo de 2015 la casa fue derribada por una excavadora con la familia dentro, familia en la que había dos menores. Como consecuencia, la familia perdió su propiedad y el Ayuntamiento ganó una parcela que adjuntó a las contiguas que ya poseía. Desde entonces no se ha edificado nada en estos solares. La actual corporación está intentando dar una salida aceptable a este conflicto.
Pues bien, fue esa vecina indignada la que se dirigió a la bancada ocupada por los vocales vecinos del PP, cuando su portavoz pidió a la concejala-presidenta de la Junta que pidiera perdón por los asesinatos de niños cometidos por ETA. Esta concejala piensa que ya se había conseguido el objetivo propuesto, que no era otro que el de convertir el Pleno del distrito en un espectáculo mediático deleznable. Por lo que cabe preguntarse: ¿quién agrede a quién?, ¿una vecina indignada por todo lo que ha sufrido o unos vocales vecinos que pertenecen a un partido político autor de semejantes atropellos y que no cesan en sus críticas e improperios contra la nueva corporación? No hay duda de que los representantes políticos merecen un respeto, pero lo merecen también los vecinos y vecinas que les votan. Y lo merecen las autoridades municipales actuales, elegidas democráticamente.


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